El Caso Sobornos pasará a la historia como el ardid más infame de un gobierno más que infame. No existe en la historia de la política y de la justicia, un capítulo más vergonzoso que aquel en donde el oscuro gobierno de Lenin Moreno, en contubernio con las esferas estatales que el trujillato animó, y por supuesto, los ojos y oídos ciegos y sordos de los medios de comunicación, que se encargaron durante años de repetir hasta la saciedad mentiras, que, sin sustento alguno, terminaron por convertirse en una verdad absoluta, para los incautos que nunca preguntaron por pruebas.